Breve historia de la radio.
Cuando el siglo XX abandona definitivamente su adolescencia y empieza a saborear las delicias de esa preciada etapa de la vida que es la juventud, la radio, un medio del que los españoles de a pie tan solo habían oído hablar, irrumpe en nuestro país. Sucedía en la década de los 20 y, por entonces, nadie podía imaginar que aquella incipiente y nueva forma de comunicarse entre los hombres se convirtiera, con el paso del tiempo, en una caja de sonidos que acabara informándonos, entreteniéndonos, educándonos, acompañándonos en nuestros viajes, despertando nuestra imaginación, haciéndonos reír, llorar, cantar...
Es difícil atribuir la invención de la radio a una única persona.
En 1895, en Italia, un joven de apenas 20 años, Guglielmo Marconi, recibía a través del diario la noticia de los efectos de las ondas electromagnéticas engendradas por un oscilador eléctrico inventado por Hertz. En 1896, Marconi obtuvo la primera patente del mundo sobre la radio.
El 7 de mayo de 1895 el profesor e ingeniero ruso Aleksandr Stepánovich Popov había presentado un receptor capaz de detectar ondas electromagnéticas. Diez meses después, el 24 de marzo de 1896, ya con un sistema completo de recepción-emisión de mensajes telegráficos, transmitió el primer mensaje telegráfico entre dos edificios de la Universidad de San Petersburgo situados a una distancia de 250 m. El texto de este primer mensaje telegráfico fue: "HEINRICH HERTZ".
En 1897 Marconi montó la primera estación de radio del mundo en la Isla de Wight, al sur de Inglaterra . En 1899 Marconi consiguió establecer una comunicación de carácter telegráfico entre Gran Bretaña y Francia. Tan sólo dos años después, en 1901, esto quedaría como una minucia al conseguirse por primera vez transmitir señales de lado a lado del océano Atlántico.
Nikola Tesla -que por un camino diferente al de Hertz había llegado también a producir y detectar ondas de radio buscando, más que transmitir señales, transmitir energía eléctrica a larga distancia sin necesidad de usar conductores metálicos- hizo su primera demostración pública de radiocomunicación en San Luis (Misuuri, Estados Unidos), en 1893. Dirigiéndose al Franklin Institute de Filadelfia y a la National Electric Light Association describió y demostró en detalle los principios de la radiocomunicación. Sus aparatos contenían ya todos los elementos que fueron utilizados en los sistemas de radio hasta el desarrollo de los tubos de vacío. En Estados Unidos, algunos desarrollos clave en los comienzos de la historia de la radio fueron creados y patentados en 1897 por Tesla. Sin embargo, la Oficina de Patentes de Estados Unidos revocó su decisión en 1904 y adjudicó a Marconi una patente por la invención de la radio, posiblemente influenciada por los patrocinadores financieros de Marconi en Estados Unidos, entre los que se encontraban Thomas Alva Edison y Andrew Carnegie. Años después, en la década de los sesenta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminó que la patente relativa a la radio era legítimamente propiedad de Tesla, reconociéndolo de forma legal como inventor de ésta, si bien esto no trascendió a la opinión pública, que sigue considerando a Marconi como su inventor. El 12 de diciembre de 1901, Marconi transmitió, por primera vez, señales de código morse por ondas electromagnéticas.
El investigador Ángel Faus Belau ha descubierto que la primera patente sobre la aplicación de la voz en la telegrafía sin hilos la registró el comandante español Julio Cervera Baviera en 1899. Basándose en este descubrimiento Jorge Álvarez sostiene que «Cervera es el verdadero inventor de la radio tal como la entendemos hoy»
Sin embargo, la patente de Tesla, fue restablecida en 1943 por la Corte Suprema de Estados Unidos, poco tiempo después de su muerte a causa de una trombosis coronaria. La decisión estaba basada en el hecho de que había un trabajo preexistente antes del establecimiento de la patente de Marconi. Existe la creencia de que esto se hizo, aparentemente, por razones financieras, para permitir al gobierno estadounidense eludir el pago de los daños que estaban siendo reclamados por la compañía Marconi por el uso de sus patentes durante la Primera Guerra Mundial.